En el artículo de la pasada semana, “Empezando a trabajar la autoconfianza” dejamos en el aire el tema de los pensamientos negativos.
A veces, al
interpretar, y sobre todo al interpretar en público, experimentamos sensaciones
negativas, no conseguimos disfrutar e incluso nos sentimos mal. Eso es porque
nuestra mente nos está jugando una mala pasada y está fabricando pensamientos
negativos. Estos pensamientos negativos son los responsables de nuestro
malestar. Cuando damos rienda suelta a los pensamientos negativos nos
convertimos en nuestro peor enemigo.
Pero es
posible cambiar estos pensamientos por otros más positivos que nos hagan
sentirnos bien y nos permitan disfrutar de la música, no sólo en la soledad,
sino también ante el público.
En primer
lugar debemos identificar estos pensamientos negativos que están
entorpeciéndonos. Estos pensamientos se pueden dar en todo momento, no sólo
durante la interpretación. Y casi con seguridad, no se limitarán sólo al campo
de la música, sino que abarcarán otros ámbitos de nuestra vida. Presta atención
a tus propios pensamientos. ¿Te suena alguno de estos?
“No lo haré
bien”
“Qué desastre”
“No soy un
buen músico”
Cualquiera
puede suponer lo que viene detrás de pensamientos como estos: nervios, errores,
tristeza… Los pensamientos negativos no traen nada bueno, nos hacen daño. Si no
nos haríamos daño físico a nosotros mismos, ¿por qué entonces nos hacemos daño
a nivel emocional? Y además lo entendemos como algo normal ante lo que nada
podemos hacer.
Olvídate de
esa idea. Sí puedes hacer algo para cambiar estos pensamientos negativos. Sí
puedes aprender a sentirte mejor. Sí puedes aprender a disfrutar cuando
interpretas frente al público.
Llevas muchos
años pensando de manera negativa. Tu mente se ha acostumbrado a pensar de esa
manera y le costará cambiar. Pero no es imposible. Sólo necesitas ser
constante. Al fin y al cabo lo que quieres es disfrutar de la música ¿no? Pues
merece la pena el esfuerzo para conseguir tu objetivo.
¿Qué tal si
pruebas esto? Piensa cuáles son tus pensamientos negativos más frecuentes.
Obsérvate durante una temporada y si es necesario anota los pensamientos
negativos que identificas. Luego, intenta buscar un pensamiento positivo que
sustituya cada pensamiento negativo. Pasa de ser tu peor enemigo a ser tu mejor
amigo. Por ejemplo: “Voy a disfrutar y hacerlo lo mejor posible” “Soy un buen
músico” “Puedo hacerlo”…
Ahora debes practicar,
practicar y practicar. Hace falta tiempo y hace falta práctica. Aprende a
detectar tus pensamientos negativos y sustitúyelos por otros más adecuados. Una
vez y otra y otra… Hasta que tu mente automatice una forma de pensar positiva.
Una vez que tu mente empiece a cambiar, verás como a tu alrededor cambia todo
lo demás.
¿Eres capaz de
cambiar tu manera de pensar? Seguro que sí.
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